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Marco Teórico

Corporalidad en la performance mediada por la cultura de Internet

%% La intención es definir de manera narrativa los conceptos y perspectivas que he ido trabajando en búsqueda de responder a mis preguntas de investigación.

En esta sección describiré los conceptos articuladores, buscando siempre vincularlos con perspectivas que vengan de las artes digitales, especialmente de trabajos relacionados con corporalidad+Internet. 1. Extimidad como condición en la cultura digital (me ayudará a dar contexto desde las prácticas artísticas contemporáneas) 2. Virtualidad (me ayuda a entender cómo se concibe al yo-otro). Aquí, sumado a la extimidad podemos hablar de temas y búsquedas presentes en las artes: telepresencia, datificación. Cuerpo Digital. 3. Corporalidad (me ayuda a sintetizar apuntes sobre los estudios del cuerpo) 4. Performatividad (me ayuda para reunir perspectivas que luego tienen sentido con las prácticas tecno-mediadas) 5. Ontologías Relacionales y Tecnología: Latour, Barad, Haraway, Clark, Braidotti (aparecen transversales?)

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Introducción

Desde un lugar transdisciplinario pero también consciente de sus límites, en esta tesis doctoral me propuse utilizar las prácticas corporales como concepto y herramienta guía, para aproximarme a la corporalidad en el contexto de la cultura digital y, a través de las prácticas artísticas que utilizan y cuestionan los vínculos entre cuerpo y tecnologías digitales online presentes en la cotidianeidad. Propuesto por la antropóloga mexicana Elsa Muñiz, este concepto tiene un carácter transdisciplinario y reúne una genealogía de reflexiones multisituadas que han cuestionado los modos de estudiar al cuerpo. Surge también como propuesta para superar epistemologías dualistas y de manera particular, incorpora perspectivas en torno a la complejidad.

La noción de prácticas corporales estuvo presentes de manera latente durante mi producción artística, y se convirtió en un concepto ancla para la tesis. Me ha resultado especialmente útil para profundizar en distintos aspectos de la corporalidad en relación a la virtualidad, así como para organizar las exploraciones, preguntas y hallazgos derivados de mi investigación basada en la práctica.

Con la finalidad de comprender el planteamiento de las prácticas corporales, a continuación realizaré una breve descripción de algunos conceptos y reflexiones sobre la antropología y los estudios del cuerpo que funcionan como antecedentes teóricos. No se trata de una descripción exhaustiva, pues para ello se puede consultar a autores y autoras como David Le Breton, Mari Luz Esteban, Silvia Citro, Maya Aguiluz, Nancy Scheper-Huges, Zandra Pedraza, y la propia Elsa Muñiz, sino de una aproximación sintética a ciertas ideas que configuran el panorama general de pensamiento del cual la propuesta de las prácticas corporales se nutre y responde. Posteriormente, describiré los aspectos que de acuerdo a Muñiz caracterizan las prácticas corporales, y finalmente argumentaré cómo propongo ampliarlas al considerar al cuerpo conectado %%en lugar de tecnomediado?%%, contextualizado específicamente en el marco de lo que podemos entender como cultura digital, y como herramienta transdisciplinaria para la investigación y producción artística.

Apuntes sobre la antropología y los estudios del cuerpo

%%qué es, cómo aparece, a qué responde, qué tomo de aquí%%

La propuesta de las prácticas corporales se enmarca dentro de los estudios del cuerpo, en donde la antropología es sumamente relevante. Se trata de un área de estudio dentro de las ciencias sociales que aún se encuentra en formación y crecimiento. Al explorar la compleja genealogía que le antecede, comprendí que no existe un enfoque único ni indiscutible, sino una red de reflexiones diversas que, desde distintas realidades, han contribuido a la constitución del campo de los estudios del cuerpo. Describir su estado actual o la variedad de perspectivas que lo conforman resulta, por tanto, una tarea compleja. Autoras como Pedraza, XX; Mariana, XXX; Citro, XXXX señalan que comenzó a configurarse como un campo específico entre los años 1970 y 1980, cuando el cuerpo empezó a entenderse como una construcción sociocultural y no solo como una entidad biológica (Mármol, 2011). En este apartado, haré un resumen sobre lo que considera la antropolgía y los estudios del cuerpo, así como algunas propuestas que pueden ayudar a entender la diversidad de voces que están presentes en este ámbito.

Se trata, entonces, de un área relativamente joven, guiada por preguntas comunes y centrales: ¿cómo se constituye la noción de persona y de cuerpo en distintas sociedades?, ¿qué significa hablar de cuerpo?, ¿cómo se estudia el cuerpo? Estas interrogantes surgen del interés por comprender al cuerpo más allá de la tradición occidental, que lo concibe como atributo del sujeto y contenedor de su ser. En oposición a esta visión del cuerpo como objeto natural —y, por tanto, dominio exclusivo de la biología—, la antropología del cuerpo busca revelar los procesos que actualizan los cuerpos en sociedad, los agentes que intervienen en ello y los parámetros socializadores que nos convierten en cuerpo (Torras, 2007).

Al reconocer la dimensión múltiple y compleja del cuerpo (cultural, histórica, política y simbólica, entre otras), se produjo una reformulación de diversas teorías que comenzaron a situar el cuerpo y la experiencia en el centro del análisis. Este giro no solo dio origen a la antropología del cuerpo, sino que también influyó notablemente en la antropología médica, los estudios de la performance, la teoría feminista, la historia, la filosofía, la sociología, la psicología y las artes.

Al inicio de mi investigación, como diseñadora y artista, comprender los límites y definiciones concretas de este campo aún en proceso de consolidación supuso un reto. De hecho, coincido con Mari Luz Esteban, quien en "Antropología del cuerpo" (2013) señala que este ámbito presenta algunas características cuyas delimitaciones no son del todo claras, evidenciando un cierto caos teórico y falta de sistematización. Según la autora, esta situación se relaciona con una interdisciplinariedad que, aunque enriquecedora, tiende a dispersar los enfoques. Considero que si bien en un inicio estos límites difusos pueden parecer abrumadores para quienes nos aproximamos desde otros campos, es claro que persiguen preguntas comunes como las antes mencionadas, y permiten cierta permeabilidad para que nuevas inquietudes se sumen, como ocurre en mi caso.

Sin extenderme demasiado, me gustaría hacer referencia a cuatro trabajos que, mediante diferentes enfoques, sintetizan las principales aportaciones y perspectivas en las humanidades que han configurado a la antropología y estudios del cuerpo a través de categorizaciones o revisiones genealógicas críticas. Estas pueden resultar de utilidad para quienes comienzan a interesarse en este campo. El orden propuesto no responde a una jerarquía, sino simplemente a una intención descriptiva de cada uno de ellos.

Comienzo este recorrido con el trabajo de David Le Breton, quien en “Cuerpo Sensible” (2005) y “Antropología del cuerpo y la modernidad” (2006), sostiene que la condición humana es corporal, y que la existencia individual no es nunca un ojo, una oreja, una mano, una boca o una nariz, sino más bien es la actividad inmersiva de mirar, escuchar, tocar saborear u oler. Propone comprender la relación entre el cuerpo humano, su entorno social y cultural, así como explorar las formas en las que las personas perciben sus propios cuerpos. Mediante el análisis de trabajos etnográficos y de cosmovisiones diversas, (como la de Maurice Leenhardt y la sociedad canaca %%añadir más ejemplos %%) menciona que cada sociedad esboza, en el interior de su visión del mundo, un saber singular sobre el cuerpo: su sentido, su valor, sus constituyentes, sus usos, sus correspondencias, etc. Además, Le Breton pone en evidencia cómo la modernidad ha transformado la relación propia con el cuerpo a través de la racionalización, medicalización, la tecnologización y la alienación del cuerpo en la sociedad. Breton propone entonces que la noción de cuerpo está vinculada a una construcción social y cultural, y con ello reflexiona sobre las tensiones entre la objetivación científica, la identidad (individual o colectiva), y la experiencia corporal.

Por su parte, Silvia Citro ha construido una genealogía sobre la antropología del cuerpo a manera de indicios para conectar la historia de su constitución como campo de estudio con algunos cambios en las experiencias de quienes reflexionado sobre ello. Muchas de las aportaciones de Citro se han generado en diálogo con la actual y activa "Red de investigación de y desde los cuerpos" (de la cual ella hace parte) cuyo objetivo es promover el intercambio académico entre investigadorxs de diversas disciplinas interesados en analizar el rol de las corporalidades y el movimiento en diferentes ámbitos de la vida social (Red de investigación de y desde los cuerpos, s. f.). La red tiene como punto de difusión e intercambio la web (https://red.antropologiadelcuerpo.com/) y propone un encuentro presencial cada tres años. Esta constituye uno de los pilares de estudio en Latinoamérica y lugar de consulta recurrente durante mi investigación. En "La antropología del cuerpo y los cuerpos-en-el-mundo: indicios para una genealogía (in)disciplinar)", Citro busca dar contexto y cuerpo a autores que son comunmente referenciados, recordando que las ideas no están exentas del cuerpo que alguna vez transpiró y defecó. Bajo este marco, junto a los y las autoras del libro "Cuerpos Plurales. Antropología de y desde los cuerpos" (2010) proponen practicar estos estudios, en donde las palabras no oculten la carne que les dio vida.

Además de reconocer el rol sensible de quien investiga y de promover perspectivas latinoamericanas, de su propuesta me parece relevante el señalamiento sobre la insistencia de muchos autores en identificar a Descartes como uno de los principales responsables de la ausencia del cuerpo en el pensamiento de la modernidad. Esta perspectiva ha sido base de múltiples debates en los estudios del cuerpo, y atraviesa el universo de extremo a extremo, generando oposiciones binarias que funcionan como polos antagónicos e irreconciliables (Muñiz, 201): cuerpo-espíritu, cuerpo-alma, naturaleza-cultura, cuerpo-razón, sujeto-objeto, femenino-masculino, entre otras.

Sin embargo, la autora también advierte que suelen ignorarse algunas genealogías previas al pensamiento dualista. Frente a ello, recupera ciertas reflexiones del pensamiento griego y explica cómo diversos cuestionamientos llevaron a Descartes a replantear el dualismo. Uno de los más importantes proviene de una voz femenina y periférica respecto de la hegemonía masculina de la filosofía de la época: Isabel de Bohemia, quien en un intercambio epistolar entre 1642 y 1649 le pregunta: “¿Cómo el alma humana (ya que no es más que una sustancia pensante) puede llevar a los espíritus del cuerpo a producir acciones voluntarias?” (Citro, 2011, citado en Salmerón Jiménez, 2009).

Por otro lado, Mari Luz Esteban en "Antropología del cuerpo: Género, itinerarios corporales, identidad y cambio" (2013) propone una revisión de la teoría social y feminista del cuerpo, repasando aportaciones contemporáneas. Se trata de un esfuerzo por contrastar usos del cuerpo en las sociedades occidentales en relación al género y, mediante una clasificación determinada por "itinerarios corporales" describe el caso de doce personas que a través de sus trayectorias corporales (en relación a la imagen corporal) desvelan transformaciones sociales. Esteban ofrece una perspectiva feminista sobre el análisis sobe las prácticas y las identidades corporales, reconociendo la reflexión, crítica y experiencia propia y situada.

Para dar cierre a esta serie de apuntes, me gustaría compartir una vía que considero sumamente útil para aproximarse a las distintas perspectivas sobre el cuerpo desde un enfoque antropológico pero a la vez interdisciplinar. Se trata de la clasificación propuesta por Margaret Lock y Nancy Scheper-Hughes (1987), quienes en The Mindful Body: A Prolegomenon to Future Work in Medical Anthropology describen tres dimensiones analíticas que recogen y reformulan las teorías culturales existentes para incluir, en sus propios términos, una dimensión extra-discursiva del cuerpo y centrando su enfoque en las emociones. Si bien, este acercamiento busca una discusión enmarcada en la antropología médica, la clasificación me ha sido útil para ordenar algunas perspectivas, e incluso la he explicado en algunas de mis participaciones en conferencias y clases en escuelas de diseño en Barcelona, mostrando también que los estudios del cuerpo requieren un enfoque múltiple e interdisciplinario. Cabe mencionar que, si bien hoy en día podrían actualizarse y ampliarse los trabajos teóricos asociados a cada dimensión, incluyendo aportes contemporáneos y latinoamericanos, en este resumen me referiré específicamente a la formulación original desarrollada por las autoras en su artículo:

  • El cuerpo individual, entendido en el sentido fenomenológico de la experiencia existencial de ser un cuerpo en el mundo de Merleau Ponty y la perspectiva del embodiment de Csordas. El cuerpo se construye desde los sentidos y las emociones para dar sentido a un “yo” de percepciones. Considera la propuesta de pulsiones de Freud, así como la de Winnicot al diferenciar la consciencia universal del yo-cuerpo-individual, de la concepción social del individuo como persona, una construcción de derechos y de moral. Proponen esta dimensión para cuestionar las suposiciones de que todas las personas comparten un sentido intuitivo de percibir el cuerpo. Mencionan que, las partes que le constituyen (cuerpo, materia, psyche, alma, ser, etc.), las relaciones entre ellas y cómo se experimenta en la salud y en la enfermedad, son sumamente variables. Con esta dimensión, también ponen en evidencia la herencia cartesiana en las tradiciones filosóficas occidentales al definir al “yo” fuera del cuerpo y por tanto separado de la naturaleza. En esta dimensión analítica se pueden ubicar los trabajos de Martin Heidegger, Gaston Bachelard, Edund Husserl, Thomas Csordas y Émile Durkheim.
  • El cuerpo social, se refiere al cuerpo como útil para pensar en la sociedad y viceversa. Aquí aparece el cuerpo como símbolo y como metáfora para entender al mundo que le rodea. En palabras de las autoras, se trata de comprender “...las construcciones corporales de y sobre el cuerpo como útiles para sostener puntos de vista particulares de la sociedad y sus relaciones sociales.”  Así pues, el cuerpo social se basa en el uso del cuerpo humano para clasificar y “humanizar” fenómenos naturales, artefactos humanos, animales y topografía.  Resulta de especial interés la reflexión de las autoras al mencionar que el ser humano moderno, post industrializado ha pasado de referirse al mundo a partir del cuerpo a referirse de su cuerpo a partir de las máquinas. Estas ideas fueron resonando durante mis experimentaciones artísticas y me fui preguntando: ¿qué tipo de referencias habitan en nuestros cuerpos conectados? Dentro de esta categoría, afín al estructuralismo y al simbolismo, se pueden ubicar los trabajos de Claude Lévi Strauss, Marcel Mauss, Mary Douglas, Victor Turner, Françoise Héritier y Clifford Geertz.
  • El cuerpo político, recoge las perspectivas postestructuralistas en torno a la regulación, vigilancia y control de los cuerpos ( individuales o colectivos) en temas de reproducción, sexualidad, trabajo, enfermedad y otras formas de separar o diferenciar a los seres humanos. Las autoras señalan que estos enfoques se basan en sociedades industrializadas, y que poco trabajo se ha realizado en los tipos de control en sociedades preindustriales para producir cuerpos dóciles y mentes maleables al servicio de la definición colectiva de estabilidad, salud y bienestar común. En esta línea, el cuerpo es atravesado por discursos sociales, dispositivos de disciplinamiento, normalización, vigilancia y control. Se pueden ubicar los trabajos de Michael Foucault, Giorgio Agamben, Margaret Lock y Judtih Butler.

Con un enfoque médico y a través de estas tres dimensiones analíticas sobre el cuerpo, las autoras defienden que la enfermedad no es un evento aislado, sino una forma de comunicación simultánea entre naturaleza, sociedad y cultura. Además, proponen estas tres categorías como herramientas para desarrollar nuevas epistemologías y metafísicas del cuerpo consciente (mindful body).**

Como hemos visto, en los estudios del cuerpo existen cuestionamientos y puntos de partida comunes, pero también múltiples rutas para comprender sus antecedentes y conceptos paradigmáticos. Este campo se nutre de una diversidad de enfoques que muestran que la dificultad para aprehender el cuerpo como objeto de estudio radica, en parte, en su propia condición: se constituye en el cruce entre la materialidad individual y la experiencia social, entre la referencia subjetiva y la norma colectiva (Castro, 2011). Este panorama ha orientado mis propias preguntas desde la práctica artística, especialmente cuando observo las prácticas corporales en contextos donde la socialización está mediada por tecnologías, infraestructuras y empresas tecnológicas. En el siguiente apartado presentaré conceptos provenientes de las genealogías revisadas que resultan fundamentales para comprender dichas prácticas corporales.


Conceptos clave para las prácticas del cuerpo

Técnicas, rituales y símbolos: M. Mauss y M. Douglas.

El sociólogo francés Marcel Mauss es comunmente referido como pionero en ofrecer un análisis socio-antropológico del cuerpo. En 1934 clasificó como técnicas corporales a las formas en que el ser humano hace uso de su cuerpo en un entorno social determinado, comprendiendo que toda técnica está vinculada a un proceso de aprendizaje. Bajo su perspectiva, el cuerpo es el primero y más natural instrumento humano [^refeliminohombre], y todas aquellas sincronías musculares o secuencias de gestos aprendidas tienen una finalidad específica, y que se realizan para obtener una eficacia práctica o simbólica. Para Mauss, se tratan de formas en las que el ser humano, en las distintas sociedades, saben hacer uso de su cuerpo.

En su conferencia "Las técnicas del cuerpo" (1934), Mauss explicó cómo, a partir de sus propias experiencias, comenzó a cuestionarse sobre los cambios sutiles en los modos de usar el cuerpo en diferentes contextos culturales: por ejemplo en las diferentes técnicas de natación, o en el modo de caminar de las enfermeras con quienes había interactuado en hospitales en Nueva York o en Francia. Fue durante su participación en la guerra cuando comprendió con mayor claridad el carácter concreto y específico de las técnicas corporales, al observar las diferencias en las formas de marchar entre soldados franceses e ingleses. A través de sus observaciones, explica que cada técnica tiene propia forma y tiempo de aprendizaje.

Propone dos posibles maneras de clasificarlas, la primera, atiende al sexo, edad, rendimiento, y el modo en el que se transmiten o permiten adiestramiento. La segunda, sigue un orden en relación a las edades del ser humano y su biografía. No hay que olvidar que estas clasificaciones responden a la realidad francesa de Mauss, a sus experiencias con la comunidad de pensadores que participaban en el Anné Sociologique, así como a su contexto histórico, político y social. Las técnicas corporales de la segunda clasificación incluyen: técnicas del nacimiento y de la obstetricia, técnicas de la infancia, crianza y alimentación del niño, técnicas de la adolescencia, técnicas del adulto, técnicas de la actividad y del movimiento, técnicas del cuidado del cuerpo, técnicas de la consumición, técnicas de la reproducción, técnicas del cuidado, y técnicas de lo anormal.

Mauss incorporó en su propuesta, la "naturaleza social del habitus", refiriéndose al "exis", a lo "adquirido", a través de la educación, el adriestamiento y la imitación, siempre en función de una cierta autoridad social. Proponía que, para entender un punto de vista claro sobre las técnicas corporales, y sobre esos habitus, es necesaria una triple consideración: biológica, física y psicológica, y con ella, alude a su concepción del hombre total. Esta aproximación resulta fundamental para los estudios del cuerpo, y para la propuesta de Muñiz, pues reconoce que la noción de persona no aisla al cuerpo de su manera de entender el mundo, pues varía de acuerdo a los contextos sociales, y depende en gran medida de los rituales en los que participa.

En 1978, la antropóloga social italiana Mary Tew Douglas retoma este tema mediante su trabajo "Símbolos Naturales" y problematiza la dimensión simbólica del cuerpo, haciendo referencia a un "microcosmos de la sociedad". Tuvo una educacón católica, y siempre fue devota a sus prácticas, estudio antropología social en Oxford y se realizó trabajos de investigación con los lele, un grupo bantú de la religión Kasai en el antiguo Congo Belga. Estas experiencias probablemente fueron las que delinearon su interés por la dimensión simbólica en relación al cuerpo, la religión y el control social.

Duglas sostiene que allá donde hallemos elementos afines en lo que concierne a los sistemas sociales, hallaremos también un sistema natural de símbolos, un sistema común a todas las culturas, recurrente y siempre inteligible (Douglas, 1978). Propone también que para poder comprender dichos sistemas de símbolos es necesario averiguar qué condiciones sociales constituyen las diversas actitudes respecto al cuerpo humano. Como ejemplo nos recuerda el fenómeno de la risa y en relación a cómo se percibe lo sonoro, gestual y estrepitoso en ciertas culturas. Las expresiones simbólicas tienen un amplio espectro, pues cada ambiente social impone sus propios límites a las formas de expresión. Una carcajada llena de gestos y sonoridades puede parecer poco habitual o mal visto dependiendo de la cultura.

Podemos argumentar entonces que Douglas no solo observa unas coreografías musculares que se repiten y varían según sus contextos sociales en relación con una función o necesidad, tal como planteaba Mauss. Sino que también muestra cómo las metáforas y representaciones simbólicas del cuerpo constituyen el modo en que las sociedades conciben su propio cuerpo, a formar cosmovisiones determinadas, determinar formas de comportamiento y de control social. Forma parte de su análisis la interpretación del miedo en relación a fluídos corporales y por tanto a las representaciones del miedo que determinan modos sociales de existencia.

Otro aporte importante de Douglas son sus reflexiones sobre los rituales como formas transmisoras de cultura que emergen de las relaciones sociales, pero que también restringen la conducta social. Este planteamiento la llevó a analizar los vínculos entre las formas expresivas corporales y los modos de control social. Las reflexiones de Douglas me resultan sumamente potentes, pues me llevan a preguntarme sobre la dimensión simbólica de los cuerpos conectados, sobre el control social vinculado a ellos, y a preguntarme qué tipo de símbolos y rituales hemos ido construido bajo la cultura digital, en nuestros tránsitos online-offline.

Me resulta importante señalar que, dentro de un contexto predominantemente masculino, es una voz femenina la que permitirá extender, cuestionar y enriquecer los planteamientos de Mauss y de de la Année Sociologique. Hoy en día Douglas es referencia común a temas sobre simbolismo, ritual y religión, sobre la noción de limpio y lo sucio, el medio ambiente, el riesgo, el cuerpo, los usos del consumo, los alimentos los gustos estéticos.

A modo de cierre, vemos entonces que tanto a Douglas como Mauss llama a su atención la variabilidad cultural y social en los modos de usar el cuerpo, cada uno mediante una gran influencia de su contexto y experiencias propias. Sus aportaciones, consideradas como indispensables para los estudios del cuerpo, me permiten entender maneras preliminares de sistematizar el estudio de ciertas prácticas corporales, considerando las relaciones y tensiones entre la cultura, sociedad y el control.

1_3 Foucuault y Butler: Disciplinamiento, poder y performatividad

%% explicar qué toma en cuenta.. foucault, butler, mauss y giro practicista%%

1_4 Giro practicista

2_Definición Prácticas

2_1 Características de las Prácticas Corporales A partir de la noción foucaultiana de biopoder y de dispositivo, entendidos como los mecanismos a través de los cuales el poder se ejerce sobre los cuerpos y las poblaciones mediante la regulación de la vida, y retomando las reflexiones de Judith Butler en torno a la performatividad y el género —que subrayan el carácter reiterativo y socialmente construido de las identidades corporales—, Elsa Muñiz propone, en diálogo con el denominado giro practicista [^ref], concebir las prácticas corporales como categoría de análisis.

Considera como propósito en este abordaje, superar las concepciones dualistas del cuerpo, y permitir colocar la mirada de las investigaciones específicamente en las prácticas corporales como objeto de estudio y como procesos constitutivos. Su apuesta se centra entonces, en el proceso en el que se producen los sujetos, es decir, en el conjunto de acciones reiteradas que los individuos ejecutan sobre sí mismos y sobre los otros y a través de las cuales se adquiere una forma corporal. (Muñiz, 2010)

Las prácticas corporales se caracterizan por los siguientes aspectos de acuerdo a la autora: - a) son sistemas dinámicos y complejos, compuestos por agentes, acciones, representaciones del mundo y creencias compartidas, que se articulan en un entramado de interacciones coordinadas entre los sujetos, los objetos y los demás agentes que configuran su entorno.

  • b) son usos corporales intencionales, individuales y colectivos

  • b) tienen efectos de biopolítica y biopoder

  • c) se deben situar en un nivel transdisciplinario que permita concebir:

    • la unidad y la diferenciación de las ciencias, es decir, reconocer la relación entre los distintos campos disciplinares, sus métodos y lenguajes propios.
    • la "naturaleza" del objeto y los tipos y complejidades de los fenómenos de asociación/organización. Es decir, comprender que los fenómenos/objetos de estudio no son unidimensionales, y que se asocian entre sí.
  • e) Forman parte del medio en que se produce y por tanto responden a un contexto histórico. Por lo tanto, los procesos cambiantes que las caracterizan no son independientes de la transformación del medio y del contexto en el que se desarrollan

  • f) Requieren de un dispositivo corporal que las posibilite

Uno de los trabajos de Muñiz que permite dar claridad en el modo de utilizar esta categoría analítica aborda la cirujía estética como dispositivo. ... EJEMPLO %% aquí me quedé... ahora. poner un ejemplo, cirugía estética. Poner el diagrama%%


Discusiones sobre Cuerpo, embodiment y virtualidad

Embodiment y Tecnología

Don Idhe: Cuerpo virtual. Clave

Susan Kozel + Virtualidad

Digital Performance + Body, Virutalidad

Eduardo Kac? Telepresencia

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